miércoles, 24 de octubre de 2012

Ignoremos a la rubia



Varios amigos y gente que me conoce, al darme sus devoluciones de las primeras publicaciones me dijeron: ¿Por qué no escribís algo sobre Teoría de los Juegos? y remataron con el agravio (innecesario) vos que sos tan enfermito por esa boludez!
Afortunadamente para todos, la Teoría de los Juegos no es ninguna boludez. Por el contrario, su desarrollo es a mi entender uno de los mayores logros del ser humano. Para los que crean que por Teoría de Juegos me refiero a tácticas y estrategias para ganar al Ludo Matic, les dejo esta magnífica escena de la película "A beautiful mind" que cuenta la vida de John Forbes Nash, genio según mi criterio al nivel de Einstein, Poe, Beethoven, Newton y Da Vinci.



No me da verguenza admitir que este video me emociona hasta las lágrimas. Con simpleza y un ejemplo de lo más cotidiano, se nos ilustra una teoría cuyo desarrollo se orientó a las ciencias sociales pero que yo creo que debería trasladarse a todos los ámbitos y rincones de nuestras vidas.

Somos educados por un mundo competitivo, en donde se nos enseña que debemos buscar el máximo beneficio personal. Aquí aparecen palabras tales como egoísmo, egocentrismo, individualismo, voracidad, etc. Yo sin embargo, las resumo a todas en una sola: Idiotez.
La persona que cree que pensando únicamente en sí misma va lograr los mejores resultados, es una idiota. Y no lo digo para estimular la solidaridad o el deseo de ayudar al prójimo. Inevitáblemente, si uno quiere lograr lo mejor para sí mismo va a tener que cooperar y no competir.

Esto puede sonar un tanto contradictorio pero lo que Smith, Ricardo y los liberales se olvidaban es que todos buscamos el máximo beneficio y todos al mismo tiempo. Esto obviamente lleva a que nos bloqueemos mutuamente y ninguno pueda llegar a su objetivo.

¿Es imposible empezar a regirnos por la cooperación? es interesante pensar como los aspectos de la conducta social que se encuentran dentro del marco de la Teoría de los Juegos son un éxito mientras que los otros van de mal en peor. Permítanme explicarme:
Yo creo que no existe acto más relacionado con las conclusiones de la Teoría de los Juegos que el hecho de que cada ciudadano, individualmente, se levante un domingo por la mañana, haga una fila de 20 minutos (con suerte) y ponga un voto en una urna. Mancur Olson explica que este no es el curso lógico del accionar del individuo. Si en Argentina somos 40 millones de personas, ¿qué cambia si yo no voto y me quedo en casa durmiendo?  Y he aquí, la paradoja del free-rider. Si el "vivo" que se queda durmiendo es uno solo, no pasa nada. Ahora si todos hacemos lo que nos conviene individualmente, entonces nadie vota. Sin embargo y contra todas las expectativas, los días electorales dejamos un rato de lado nuestro beneficio personal y nos sumergimos en el deber colectivo.
Ahora, por el contrario, analicemos la economía. No hay escuela capitalista más estúpida que el liberalismo y por transitividad, el neoliberalismo. Pensar que al beneficio grupal se llega por medio de la búsqueda del beneficio individual podría haberse visto como una idea revolucionaria hace varios siglos pero hoy en día no es más que una mentira. Piensen los problemas de los que se habla en la televisión. Casi todos tienen que ver con motivos económicos; la economía no está fucionando bien y el problema está en que competimos el uno contra el otro y no cooperamos. Como dice Nash: "El mejor resultado es producto de que todos en el grupo hagan lo mejor para sí mismos y para el grupo".

Adam Smith estaba equivocado, y nosotros que lo seguimos escuchando, mucho más.


1 comentario:

  1. Genial! Aguante Nash!

    No obstante, Poe no estaba a la altura de Beethoven y Da Vinci. Ni cerca. Y todos estos no son un pedo al lado de Newton. Y además, obvio, Einstein > Newton.

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