miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sunday Night Basketball

El último domingo jugaba la Argentina los octavos de final del mundial de basquet frente a Brasil y yo no iba a poder verlo. Entonces, recordando las enseñanzas del capítulo Monday Night Football de HIMYM me propuse grabar el encuentro para verlo por la noche cuando llegara a casa como si fuera en vivo.
También me encargué de contarle a mis amigos basquetboleros lo que tenía planeado hacer para evitar que un comentario desafortunado me develara el resultado antes de tiempo y, como no me considero tan central en la vida del resto como para exigirles que se acuerden de mi plan, decidí abandonar por la tarde todos los grupos de WhatsApp por los que supuse que se hablaría del partido y evité navegar las redes sociales.

Por suerte el deporte que más me apasiona a mi, pero no a la mayoría de la gente, es el basquet y pude lograr el objetivo de llegar a casa por la noche sin saber absolutamente nada del desarrollo del partido. Imagínense lo que debiera haber hecho si hubiera pretendido hacer lo mismo con el partido de la misma fase del mundial de fútbol. Creo que no hubiera existido ninguna chance de que yo no me enterara que el partido se fue a tiempo extra y que lo definió Di María luego de un pase exquisito de Lionel.
En fin, eran las 21hs pero para mi televisor y para mi eran las 16:55 y en el estadio se estaban entonando los himnos.

Para los que aún no lo saben, Argentina comenzó ganando el partido, con un Prigioni deslumbrante pero en el segundo tiempo no pudo hacer nada contra un Brasil perfecto, que contenía en defensa los embistes albicelestes y los cobraba con contundencia y sutileza en el otro aro. Perdimos por 20 puntos contra un rival con el que definitivamente podíamos perder, pero que nadie imaginaba que por tanto.

Cuando finalizó el partido pedí ser reincorporado a los grupos de WhatsApp y un amigo, que ya había sufrido y superado el resultado me preguntó si debieron haberme avisado sobre el desenlace del encuentro para que yo ni perdiera el tiempo viendo a nuestra selección ser vapuleada. La pregunta en un principio me pareció interesante ya que me puse a pensar si realmente no hubiera preferido utilizar mi tiempo para otra cosa y además porque demuestra que mis amigos consideraron la posibilidad de desobedecer mis pedidos iniciales con tal de hacerme un bien (lo cual me llena de orgullo). Yo respondí que hicieron bien en no decirme nada ya que yo había pedido aquello y además, y esto lo entendí después, porque creo que esta selección se merecía que yo la acompañara más allá del resultado.
Porque si nos quedamos únicamente con los resultados podemos concluir que la generación dorada ya pasó, que tuvo sus rebeldes 20 pirulos en Inidanápolis 2002, que alcanzó su esplendor en Atenas 2004 y que luego ya con experiencia y madurez pudo demostrar lo que valía en Japón 2006, Pekín 2008, Turquía 2010 y Londres 2012.

Pero quedarnos sólo con resultados es una falta de respeto con este equipo, que jugando al basquet da cátedra de valores y emociona hasta las lágrimas. Tipos de 35 años jugando todo el partido contra otros 10 años menores, tipos marcando jugadores 20cm más altos sin decir una sola palabra de queja y luchando silenciosamente cada rebote, tipos que decidieron no callarse la boca ante casos de corrupción en la confederación de basquet.
Cuando ayer Argentina ya había perdido el partido quedando aún unos minutos y la cena se calentaba en el microondas, Scola seguía en la cancha dejando todo y cagándose a trompadas. Un señor que ya demostró todo lo que tenía que demostrar, que ganó todo lo que tenía que ganar y que este es su único mes al año de vacaciones, ayer a mis 22:20hs y a sus 18:30 seguía dejando la vida por la camiseta Argentina junto a sus compañeros. El no pidió salir de la cancha en ese momento aunque bien podría haberlo hecho. Es más, varios partidos anteriores los finalizó en el banco de suplentes alentando a los jóvenes que estaban activos en cancha.

Yo no se si la generación dorada existió, existe aún o es un mito. Yo me quedo con el otro apodo de esta selección: El Alma.

lunes, 14 de julio de 2014

Jaque Mate

En los torneos de ajedrez a veces te toca jugar con las blancas y a veces con las negras. Esta vez, nos asignaron las negras y la partida la comenzó el conjunto rival. Como si eso fuera poco, ellos llegaban con las de ganar, habían vapuleado rápidamente en el partido anterior al favorito del torneo con un jaque mate pastor y ahora arrancaban controlando el ritmo de juego, moviendo a su gusto a sus rivales con movimientos coordinados y prolijos de sus fichas. 
Sin embargo, sus primeros intentos fueron contundentemente frustrados por las torres negras, Ezequiel Garay y Martín Demichelis, que con esfuerzos y movimientos laterales notables protegían incansablemente a su rey. Estamos hablando en este último caso de Sergio Romero, el monarca al que todos debían proteger y ningún blanco estaba autorizado a acercársele. Había comenzado el torneo criticado pero a lo largo del mismo, con movimientos cortos pero precisos, había demostrado ser el rey que podía proteger a su conjunto en las situaciones más delicadas y llevarlo al campeonato. Importante en este aspecto es resaltar la confianza que tuvo en él el estratega de las negras, Alejandro Sabella, creador de una identidad de juego y de un espíritu de equipo pocas veces visto en unas fichas de ajedrez.
Una vez que el juego se normalizó y la ventaja del arranque había quedado en el pasado comenzaron a aparecer los alfiles de las negras, Ezequiel Lavezzi y Enzo Perez, que con diagonales profundas y puntillosas lastimaban al rival poniéndolo en jaque en más de una oportunidad. Capítulo aparte para la joyita del conjunto, a primera vista sólo una ficha más, pero con características y habilidades excepcionales. Estamos hablando de la reina, Leonel Messi, quien se puede mover para cualquier lado, con movimientos cortos o largos, horizontales, verticales o diagonales. Pudo también poner en jaque en repetidas oportunidades a las blancas pero no fue lo suficientemente preciso para liquidar la partida. 

No podía olvidarme de mencionar al caballo que las negras asentaron en el medio del tablero para organizar y liderar al resto de sus fichas. Estamos hablando de Javier Mascherano, prolijo, apasionado y que con movimientos inesperados y especiales cubría todos los espacios y evitaba que las blancas pudieran ocupar los casilleros libres para poner en peligro de esa forma al conjunto rival.

El partido fue digno de ser la final de un torneo mundial de ajedrez. Ambos estrategas sacaron lo mejor de cada una de sus fichas y pusieron repetidas veces a su rival contra las cuerdas pero, un poco suerte un poco concentración y un poco calidad, fue la parcialidad blanca la que finalmente pudo ganarlo con un ataque coordinado y preciso al final del juego.
Jaque Mate.

domingo, 13 de abril de 2014

Y le enseñarás a tus hijos


-Padre, padre! -Lo llamó mientras entraba corriendo su pequeña hija Noemí a la choza-.  Acaban de llamar a una asamblea a la que deben ir todos los padres de familia judíos. Lo estaba gritando el Señor Abiam desde la fuente que está adelante de su choza-. Adlai escuchó a su hija y temió lo peor. Si Abiam estaba convocando a una asamblea no podía ser de otra forma que bajo orden explícita de Moises, única persona capaz de unificar a todos los esclavos judíos en lo que él se obstinaba en llamar El Pueblo de Israel.
La única vez que los había juntado a todos había sido para decirles que su Dios (el Dios de todos ellos según Moises decía) le había hablado y le había encomendado guiarlos a la libertad. En ese momento todo fue desconcierto según Adlai recordaba. Ninguno de ellos entendía lo que era la libertad pero entre todos llegaron a la conclusión de que era una vida mejor que la que hasta ese momento tenían.
El problema había comenzado tiempo después, cuando empezaron las plagas. Adlai no entendía del todo bien como Moises lograba dominar de esa forma la naturaleza pero si podía sufrir en carne propia los castigos que le propiciaban sus esclavistas egipcios, agobiados por las calamidades que estaban sufriendo. Desde que el Nilo se tiñó de rojo que las jornadas laborales se habían intensificado, en tiempo y en exigencia y la realidad era que Adlai ni siquiera tenía fuerzas para caminar hasta la casa de Abiam para participar en la asamblea.
Luego de un debate interno que se prolongó por algo más que veinte minutos decidió que haría el esfuerzo de asistir. Escuchaba como sus vecinos se trasladaban calle abajo y no quería perderse un evento del que seguramente se hablaría por días durante las largas jornadas laborales.

Una cuadra antes de llegar a la casa de Abiam ya la multitud lo pasmaba. Al igual que la vez anterior se sorprendió por el enorme poder de convocatoria que el joven líder demostraba cada vez que se lo proponía. Para cuando Adlai llegó, Moises ya había hablado y los rumores y el miedo se esparcían a velocidades asombrosas. Lo primero que llegó a oír de terceros era que Moises iba a asesinar a todos los egipcios pero luego una voz un poco más segura afirmó que esa misma noche los primogénitos egipcios serían asesinados y que todas las familias judías debían marcar sus casas para evitar ser atacadas.
El ambiente que se vivía era de júbilo. La gente brindaba por la venganza y festejaba por el contundente mensaje que estarían entregándole a sus esclavistas. Elías y Dodo, los amigos de Adlai, se abrazaban y lloraban mientras los chicos, entusiasmados por la alegría de sus padres, corrían y jugaban entre ellos. Sin embargo Adlai estaba petrificado. No entendía cómo era posible que sus amigos estuvieran festejando la muerte de muchísimos niños y jóvenes, aunque estos fueran egipcios. El sabía que Moises siempre lo había respetado y considerado un importante consejero por lo que fue inmediatamente hacia donde se encontraba su hermano Aaron y le solicitó que le conceda unos minutos a solas con el líder. Tal como esperaba, Moises estaba ansioso por escucharlo y por brindar junto a él por la nueva era que comenzaría la mañana siguiente cuando los egipcios despertaran.

Adlai entró a la choza de Moises y luego de los saludos protocolares pasó a expresarle su enorme preocupación por la acción que esa noche se estaría llevando a cabo. -¿Cómo es posible que sea necesario asesinar un niño por familia egipcia para obtener nuestra libertad?- preguntó. Moises, con tono conciliatorio respondió -El Pueblo de Israel debe ser libre por mandato divino y si el Faraón no quiso escuchar durante todo este tiempo, esta es la única opción que nos queda. Adlai pasó del asombro al enfurecimiento y gritó: -¿Qué mensaje le estamos transmitiendo a nuestros hijos? ¿Que la justicia por mano propia es un medio legítimo? ¿Que un fin noble justifica cualquier medio para conseguirlo? ¿Merecemos la libertad si para obtenerla asesinamos niños y jóvenes? ¿No seremos en ese caso incluso peores que ellos?
Moises se quedó estupefacto ante tremendo arranque de ira de uno de sus más fieles consejeros. Intentó responder varias veces pero su tartamudeo se lo impidió. Luego de repetidos intentos dijo: -Esta no es idea mía, es el deseo de Dios, de nuestro Dios, que así se haga. A Adlai esa respuesta no lo conformó en lo más mínimo y su respuesta fue más bien una premonición: -Si hacés esto posíblemente consigas la libertad, lo que sea que eso signifique. Pero la enseñanza que quedará no será esa: año tras año, se recordará esta fecha como una tragedia, como el momento en que un pueblo inocente se convirtió en asesino. Cuando la familia se junte a recordar el trágico evento que llevó a sus antepasados a la libertad, los niños se verán obligados a preguntar por qué motivo será esa noche diferente a todas las demás y los padrés deberán responder, avergonzados, que si bien la libertad es un derecho de todo ser humano, sus antepasados una noche como esa mucho tiempo atrás asesinaron a niños (algunos de ellos muy pequeños) para conseguirla. Esta noche será recordada por siempre como la noche en que El Pubelo de Israel se convirtió en esclavo.


En épocas donde vecinos linchan ladrones por falta de policía y donde la justicia por mano propia parece ser moneda de uso corriente, invito a todos a que en los sedarim de Pesaj festejemos y defendamos la libertad, pero que eso no nos cegue y nos impida ver la totalidad de la historia para poder poner sobre una mesa festiva un tema de discusión cuyas enseñanzas nos pueden ayudar a mejorar muchas de nuestras conductas hoy en día.