miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sunday Night Basketball

El último domingo jugaba la Argentina los octavos de final del mundial de basquet frente a Brasil y yo no iba a poder verlo. Entonces, recordando las enseñanzas del capítulo Monday Night Football de HIMYM me propuse grabar el encuentro para verlo por la noche cuando llegara a casa como si fuera en vivo.
También me encargué de contarle a mis amigos basquetboleros lo que tenía planeado hacer para evitar que un comentario desafortunado me develara el resultado antes de tiempo y, como no me considero tan central en la vida del resto como para exigirles que se acuerden de mi plan, decidí abandonar por la tarde todos los grupos de WhatsApp por los que supuse que se hablaría del partido y evité navegar las redes sociales.

Por suerte el deporte que más me apasiona a mi, pero no a la mayoría de la gente, es el basquet y pude lograr el objetivo de llegar a casa por la noche sin saber absolutamente nada del desarrollo del partido. Imagínense lo que debiera haber hecho si hubiera pretendido hacer lo mismo con el partido de la misma fase del mundial de fútbol. Creo que no hubiera existido ninguna chance de que yo no me enterara que el partido se fue a tiempo extra y que lo definió Di María luego de un pase exquisito de Lionel.
En fin, eran las 21hs pero para mi televisor y para mi eran las 16:55 y en el estadio se estaban entonando los himnos.

Para los que aún no lo saben, Argentina comenzó ganando el partido, con un Prigioni deslumbrante pero en el segundo tiempo no pudo hacer nada contra un Brasil perfecto, que contenía en defensa los embistes albicelestes y los cobraba con contundencia y sutileza en el otro aro. Perdimos por 20 puntos contra un rival con el que definitivamente podíamos perder, pero que nadie imaginaba que por tanto.

Cuando finalizó el partido pedí ser reincorporado a los grupos de WhatsApp y un amigo, que ya había sufrido y superado el resultado me preguntó si debieron haberme avisado sobre el desenlace del encuentro para que yo ni perdiera el tiempo viendo a nuestra selección ser vapuleada. La pregunta en un principio me pareció interesante ya que me puse a pensar si realmente no hubiera preferido utilizar mi tiempo para otra cosa y además porque demuestra que mis amigos consideraron la posibilidad de desobedecer mis pedidos iniciales con tal de hacerme un bien (lo cual me llena de orgullo). Yo respondí que hicieron bien en no decirme nada ya que yo había pedido aquello y además, y esto lo entendí después, porque creo que esta selección se merecía que yo la acompañara más allá del resultado.
Porque si nos quedamos únicamente con los resultados podemos concluir que la generación dorada ya pasó, que tuvo sus rebeldes 20 pirulos en Inidanápolis 2002, que alcanzó su esplendor en Atenas 2004 y que luego ya con experiencia y madurez pudo demostrar lo que valía en Japón 2006, Pekín 2008, Turquía 2010 y Londres 2012.

Pero quedarnos sólo con resultados es una falta de respeto con este equipo, que jugando al basquet da cátedra de valores y emociona hasta las lágrimas. Tipos de 35 años jugando todo el partido contra otros 10 años menores, tipos marcando jugadores 20cm más altos sin decir una sola palabra de queja y luchando silenciosamente cada rebote, tipos que decidieron no callarse la boca ante casos de corrupción en la confederación de basquet.
Cuando ayer Argentina ya había perdido el partido quedando aún unos minutos y la cena se calentaba en el microondas, Scola seguía en la cancha dejando todo y cagándose a trompadas. Un señor que ya demostró todo lo que tenía que demostrar, que ganó todo lo que tenía que ganar y que este es su único mes al año de vacaciones, ayer a mis 22:20hs y a sus 18:30 seguía dejando la vida por la camiseta Argentina junto a sus compañeros. El no pidió salir de la cancha en ese momento aunque bien podría haberlo hecho. Es más, varios partidos anteriores los finalizó en el banco de suplentes alentando a los jóvenes que estaban activos en cancha.

Yo no se si la generación dorada existió, existe aún o es un mito. Yo me quedo con el otro apodo de esta selección: El Alma.

lunes, 14 de julio de 2014

Jaque Mate

En los torneos de ajedrez a veces te toca jugar con las blancas y a veces con las negras. Esta vez, nos asignaron las negras y la partida la comenzó el conjunto rival. Como si eso fuera poco, ellos llegaban con las de ganar, habían vapuleado rápidamente en el partido anterior al favorito del torneo con un jaque mate pastor y ahora arrancaban controlando el ritmo de juego, moviendo a su gusto a sus rivales con movimientos coordinados y prolijos de sus fichas. 
Sin embargo, sus primeros intentos fueron contundentemente frustrados por las torres negras, Ezequiel Garay y Martín Demichelis, que con esfuerzos y movimientos laterales notables protegían incansablemente a su rey. Estamos hablando en este último caso de Sergio Romero, el monarca al que todos debían proteger y ningún blanco estaba autorizado a acercársele. Había comenzado el torneo criticado pero a lo largo del mismo, con movimientos cortos pero precisos, había demostrado ser el rey que podía proteger a su conjunto en las situaciones más delicadas y llevarlo al campeonato. Importante en este aspecto es resaltar la confianza que tuvo en él el estratega de las negras, Alejandro Sabella, creador de una identidad de juego y de un espíritu de equipo pocas veces visto en unas fichas de ajedrez.
Una vez que el juego se normalizó y la ventaja del arranque había quedado en el pasado comenzaron a aparecer los alfiles de las negras, Ezequiel Lavezzi y Enzo Perez, que con diagonales profundas y puntillosas lastimaban al rival poniéndolo en jaque en más de una oportunidad. Capítulo aparte para la joyita del conjunto, a primera vista sólo una ficha más, pero con características y habilidades excepcionales. Estamos hablando de la reina, Leonel Messi, quien se puede mover para cualquier lado, con movimientos cortos o largos, horizontales, verticales o diagonales. Pudo también poner en jaque en repetidas oportunidades a las blancas pero no fue lo suficientemente preciso para liquidar la partida. 

No podía olvidarme de mencionar al caballo que las negras asentaron en el medio del tablero para organizar y liderar al resto de sus fichas. Estamos hablando de Javier Mascherano, prolijo, apasionado y que con movimientos inesperados y especiales cubría todos los espacios y evitaba que las blancas pudieran ocupar los casilleros libres para poner en peligro de esa forma al conjunto rival.

El partido fue digno de ser la final de un torneo mundial de ajedrez. Ambos estrategas sacaron lo mejor de cada una de sus fichas y pusieron repetidas veces a su rival contra las cuerdas pero, un poco suerte un poco concentración y un poco calidad, fue la parcialidad blanca la que finalmente pudo ganarlo con un ataque coordinado y preciso al final del juego.
Jaque Mate.

domingo, 13 de abril de 2014

Y le enseñarás a tus hijos


-Padre, padre! -Lo llamó mientras entraba corriendo su pequeña hija Noemí a la choza-.  Acaban de llamar a una asamblea a la que deben ir todos los padres de familia judíos. Lo estaba gritando el Señor Abiam desde la fuente que está adelante de su choza-. Adlai escuchó a su hija y temió lo peor. Si Abiam estaba convocando a una asamblea no podía ser de otra forma que bajo orden explícita de Moises, única persona capaz de unificar a todos los esclavos judíos en lo que él se obstinaba en llamar El Pueblo de Israel.
La única vez que los había juntado a todos había sido para decirles que su Dios (el Dios de todos ellos según Moises decía) le había hablado y le había encomendado guiarlos a la libertad. En ese momento todo fue desconcierto según Adlai recordaba. Ninguno de ellos entendía lo que era la libertad pero entre todos llegaron a la conclusión de que era una vida mejor que la que hasta ese momento tenían.
El problema había comenzado tiempo después, cuando empezaron las plagas. Adlai no entendía del todo bien como Moises lograba dominar de esa forma la naturaleza pero si podía sufrir en carne propia los castigos que le propiciaban sus esclavistas egipcios, agobiados por las calamidades que estaban sufriendo. Desde que el Nilo se tiñó de rojo que las jornadas laborales se habían intensificado, en tiempo y en exigencia y la realidad era que Adlai ni siquiera tenía fuerzas para caminar hasta la casa de Abiam para participar en la asamblea.
Luego de un debate interno que se prolongó por algo más que veinte minutos decidió que haría el esfuerzo de asistir. Escuchaba como sus vecinos se trasladaban calle abajo y no quería perderse un evento del que seguramente se hablaría por días durante las largas jornadas laborales.

Una cuadra antes de llegar a la casa de Abiam ya la multitud lo pasmaba. Al igual que la vez anterior se sorprendió por el enorme poder de convocatoria que el joven líder demostraba cada vez que se lo proponía. Para cuando Adlai llegó, Moises ya había hablado y los rumores y el miedo se esparcían a velocidades asombrosas. Lo primero que llegó a oír de terceros era que Moises iba a asesinar a todos los egipcios pero luego una voz un poco más segura afirmó que esa misma noche los primogénitos egipcios serían asesinados y que todas las familias judías debían marcar sus casas para evitar ser atacadas.
El ambiente que se vivía era de júbilo. La gente brindaba por la venganza y festejaba por el contundente mensaje que estarían entregándole a sus esclavistas. Elías y Dodo, los amigos de Adlai, se abrazaban y lloraban mientras los chicos, entusiasmados por la alegría de sus padres, corrían y jugaban entre ellos. Sin embargo Adlai estaba petrificado. No entendía cómo era posible que sus amigos estuvieran festejando la muerte de muchísimos niños y jóvenes, aunque estos fueran egipcios. El sabía que Moises siempre lo había respetado y considerado un importante consejero por lo que fue inmediatamente hacia donde se encontraba su hermano Aaron y le solicitó que le conceda unos minutos a solas con el líder. Tal como esperaba, Moises estaba ansioso por escucharlo y por brindar junto a él por la nueva era que comenzaría la mañana siguiente cuando los egipcios despertaran.

Adlai entró a la choza de Moises y luego de los saludos protocolares pasó a expresarle su enorme preocupación por la acción que esa noche se estaría llevando a cabo. -¿Cómo es posible que sea necesario asesinar un niño por familia egipcia para obtener nuestra libertad?- preguntó. Moises, con tono conciliatorio respondió -El Pueblo de Israel debe ser libre por mandato divino y si el Faraón no quiso escuchar durante todo este tiempo, esta es la única opción que nos queda. Adlai pasó del asombro al enfurecimiento y gritó: -¿Qué mensaje le estamos transmitiendo a nuestros hijos? ¿Que la justicia por mano propia es un medio legítimo? ¿Que un fin noble justifica cualquier medio para conseguirlo? ¿Merecemos la libertad si para obtenerla asesinamos niños y jóvenes? ¿No seremos en ese caso incluso peores que ellos?
Moises se quedó estupefacto ante tremendo arranque de ira de uno de sus más fieles consejeros. Intentó responder varias veces pero su tartamudeo se lo impidió. Luego de repetidos intentos dijo: -Esta no es idea mía, es el deseo de Dios, de nuestro Dios, que así se haga. A Adlai esa respuesta no lo conformó en lo más mínimo y su respuesta fue más bien una premonición: -Si hacés esto posíblemente consigas la libertad, lo que sea que eso signifique. Pero la enseñanza que quedará no será esa: año tras año, se recordará esta fecha como una tragedia, como el momento en que un pueblo inocente se convirtió en asesino. Cuando la familia se junte a recordar el trágico evento que llevó a sus antepasados a la libertad, los niños se verán obligados a preguntar por qué motivo será esa noche diferente a todas las demás y los padrés deberán responder, avergonzados, que si bien la libertad es un derecho de todo ser humano, sus antepasados una noche como esa mucho tiempo atrás asesinaron a niños (algunos de ellos muy pequeños) para conseguirla. Esta noche será recordada por siempre como la noche en que El Pubelo de Israel se convirtió en esclavo.


En épocas donde vecinos linchan ladrones por falta de policía y donde la justicia por mano propia parece ser moneda de uso corriente, invito a todos a que en los sedarim de Pesaj festejemos y defendamos la libertad, pero que eso no nos cegue y nos impida ver la totalidad de la historia para poder poner sobre una mesa festiva un tema de discusión cuyas enseñanzas nos pueden ayudar a mejorar muchas de nuestras conductas hoy en día.

lunes, 22 de julio de 2013

El Aire Acondicionado



Cinco horas habían pasado desde que salió ese día del gimnasio. Sin embargo seguía deshidratado y comenzaban a dolerle los pectorales y los brazos. A Lucas no le importaba porque sabía que a las mujeres les gustaban los hombres como él: musculosos, deportistas, con auto, plata y contactos. 

"¿Quién no ha sido blanco fácil por ser inocente y creer en la gente? (Cont) 

Puso una prepizza en el horno porque sabía que su madre y su abuela en ese momento le tejían una enorme bata con su nombre y no quería molestarlas en medio de tan importante tarea. Se imaginó un segundo a sí mismo entrando al Luna Park con su bata nueva y a la gente coreando su nombre. El pondría su mejor cara de malo y lanzaría dos puños al aire. Se ruborizó al darse cuenta que lo estaba haciendo en ese momento, en la cocina de su casa y se aseguró  de que ningún vecino estuviera en ese momento observándolo desde su balcón. Lucas sabía que era la esperanza de su familia. Después de la pelea que le había dado diez mil pesos, su familia se convirtió en su representación ante la prensa, en su manager, gerente de marketing y quién sabe qué mas. Sacó  del bolso la mojada manta que usaba para secarse las manos transpiradas en el gimnasio y la llevó rengueando hacia el lavadero. No entendía porque le dolía el cuadricep de la pierna derecha y dijo que se lo preguntaría a su deportólogo el día siguiente.

 (Cont) Desesperación, desesperanza, ya nada te alcanza  (Cont)

Se estaba preparando para la pelea de su vida y sabía que saldría en todos los medios. Venía en una racha excelente y se perfilaba como el futuro campeón nacional de los pesos medios. Cuando Facundo, quien era su hermano y su manager le dijo que había recibido un llamado del manager del “Mamut” Dorrego, actual campeón e ídolo, Lucas sintió una ansiedad inédita hasta ese momento. El Mamut era su ídolo y no podía creer que pronto sería su rival y tendría la posibilidad de robarle el título.  Sabía que debía cuidarse más que nunca, ya que cualquier lesión o enfermedad lo dejarían sin la posibilidad de poder pelear. Atravesaba uno de esos momentos de autopersecución constante. Cada dolor, molestia o brisa que le llegara al cuello desprotegido amenazaban la posibilidad única que se le presentaba.

 (Cont) y encima te hicieron caer en sus tranzas. (Cont)

Sacó la prepizza. No era un as de la cocina y se quemó el dedo menique de la mano derecha. Del armario sacó un tenedor y un cuchillo y no le importó que no fueran del mismo juego. Se sentó solo a comer en la mesa del comedor. Había olvidado agarrar un vaso por lo que decidió tomar el agua del pico. Tenía tanta sed que tomó medio litro en tan solo treinta segundos. Puso el aire acondicionado en modo frío y una brisa leve empezó a rozarle la espalda. Tenía miedo de resfriarse porque sabía muy bien que un simple catarro lo dejaría inhabilitado para poder pelear por el título. Aún así y sin saber bien porque, bajó la temperatura del aire acondicionado.
Tenía las manos grasosas por la pizza que estaba comiendo y no tenía servilletas a mano por lo que se limpió en su pantalón, no sin antes mirar a sus costados para comprobar que nadie lo observaba. Era una costumbre que le había quedado de chiquito, cuando su madre se enojaba si lo veía haciéndolo.

(Cont) No te dan revancha, sólo quedan nervios  (Cont)

Lucas agarró la revista de box que le había llegado esa tarde. En la página 3, debajo de una foto gigante del Mamut, aparecía un apartado con sus estadísticas. Eran mucho mejores que las suyas y las apuestas no solo predecían una fácil victoria para el campeón vigente, sino que pocos vaticinaban que él salga ileso del combate. Pensativo, se rasco el poco pelo que tenía en la cabeza y luego bajó un poco más la temperatura del aire acondicionado. Definitivamente, Lucas sabía que la decisión de aceptar la pelea era sumamente apresurada. Creía que en algún momento lograría vencer al Mamut pero no sabía si esa ocasión era la indicada. La estrategia del manager de su rival era muy inteligente, pensó. Apurar a los jóvenes boxeadores en auge para que el ya asentado campeón pudiera darles una paliza y demostrarles quien era el que mandaba. Lucas prefería no pensar en que sería vapuleado, pero el simple hecho de imaginarse a sí mismo sangrando en el piso, con los ojos hinchados le producía nauseas. Si bien no tenía calor, y sin saber bien porque, le bajó aún más la temperatura al aire acondicionado. Mirar la foto amenazante del Mamut le entrecortó la respiración y le dio algunas palpitaciones. Se insultó a si mismo por su cobardía, agarró la revista, la rompió y la arrojó contra la pared opuesta. Ahora, la cara del Mamut aparecía en el piso de su casa, completamente desfigurada. Lucas soltó una risita tímida y le sorprendió sentir como una lágrima salía en ese momento de alguno de sus ojos sin que nadie la hubiera llamado.

Decidió bajar un poco más la temperatura del aire acondicionado aunque en el comedor ya hacía mucho frío. Le sorprendió a Lucas el alivió y la relajación que sintió cuando una ronca tos irrumpió desde lo más profundo de su garganta.

 (Cont) y el miedo a quedarte bajo esta avalancha."

lunes, 11 de febrero de 2013

ilógica lógica


En el último post intenté, de una manera más bien literaria, probar que desde la lógica más pura y abstracta, cualquier movimiento es imposible. En definitiva, lógicamente el movimiento ultra inexiste. La Paradoja de la Dicotomía de Zenon de Elea ilustra la hipotética carrera entre Aquiles y la Tortuga y muestra como el corredor más rápido de la historia jamás puede alcanzar a una simple (pero inteligente) tortuga luego de haberle dado una cierta ventaja. El recurso y, al mismo tiempo, el principal enemigo de Zenon es el ya conocido y problemático infinito.

Borges decía: "Hay un concepto que es el corruptor y el desatinador de los otros. No hablo del Mal cuyo limitado imperio es la ética; hablo del infinito". La diferencia entre Borges y Zenon es que el primero explota el recurso del infinito en varios de sus textos cuando el mismo hace una aparición física en el mundo real. Es decir, en Borges el infinito aparece como un personaje.
Por el contrario, en Zenon aparece como un problema; como EL problema.

Tengo la sensación de que falta mucho por entender aún de este mundo. Los Antiguos creían que los fenómenos naturales eran producto del deseo de dioses. De esa forma podían explicar y justificar aquello que hasta el momento no contaba de explicación ni justificación.
¿No será el infinito un caso similar en nuestros días? ¿Cuántas veces usamos al infinito como herramienta para dar respuesta a algo que hasta el momento no lo tiene? ¿Qué significa que algo tienda a infinito? ¿Qué significa que el Universo es infinito? ¿Qué significa que las paralelas se cruzan en el infinito? ¿Qué significa que el poder de Dios es infinito?

Sin embargo (y por suerte), han existido algunos que han desafiado al infinito. No se conformaron con lo que les fue dicho y le plantearon una batalla lógica. Por ejemplo, Bertrand Russell prueba la imposibilidad de un Dios todopoderoso aludiendo a que si este existiera debería poder crear una piedra inamovible y al mismo tiempo, debería poder moverla. De otra forma, algún poder le estaría faltando.
Otro genio ha hecho una crítica aún más fuerte y es a la que me quiero remitir en este post. Lewis Carroll en El Juego De La Lógica plantea el interrogante final: siguiendo a la lógica, ¿la lógica existe?
Para explicar su argumento me voy a tomar el atrevimiento de parafrasearlo. Carroll plantea una conversación entre Aquiles y la Tortuga (notesé quienes son los personajes) en el que parten de:

(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.

 Lo que sucede es que la Tortuga propone que toma como ciertas A y B pero no toma como cierta la conclusión Z. Aquiles le responde que lógicamente, si A es verdadera y B es verdadera, entonces Z debe ser verdadera. En este momento, la Tortuga acepta esto pero pide llamar al postulado de Aquiles como C:

(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.

La Tortuga nuevamente acepta A, B y C pero no acepta Z como verdadera. Aquiles nuevamente responde que si acepta A, B y C, entonces Z debe ser verdadera y como se imaginarán, la Tortuga dice que ese es un nuevo postulado, llamado D:

(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(D) Si A, B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.

Así podríamos seguir infinitamente y nunca llegaríamos a la conclusión lógica de que la conclusión se desprende de las proposiciones.
Bien sabemos todos que encontrar un solo contraejemplo tira abajo cualquier teoría, por más fuerte que parezca. Y aquí empiezan los verdaderos interrogantes que yo propongo: ¿Es válida la lógica como herramienta para justificar que la lógica no existe? Si el razonamiento de la Tortuga es correcto, ¿no construímos hace siglos conocimiento a partir de una premisa falsa?

En conclusión, en este momento tenemos 2 opciones. La primera es considerar que la lógica no existe y que, por lo tanto, todo lo que fue desarrollado hasta ahora contiene errores de razonamiento. La segunda opción (a la cual yo adhiero) es que aún nos falta mucho por descubrir de nuestro querido amigo el Infinito y que cuando sepamos un poco más, vamos a poder encontrar las explicaciones que buscamos. Mientras tanto, el infinito va a seguir destruyendo y boicoteando todo aquello que consideramos verdadero.








 



martes, 25 de diciembre de 2012

Regreso al infinito (cuento)



Ansiado había sido el feriado que ese lunes de Noviembre le permitía a Omar pasar el día en casa, en familia. El asado de la noche anterior, acompañado de un vino barato y la relajación de saber que el despertador no sonaría a las 06:30hs del día siguiente, llevaron a que Omar pudiera ser despertado por Luciana, su hija de 3 años.
- Llevame a la plaza pá - dijo la niña en un tono que a su padre no hizo más que hacerle recordar a su esposa, Jimena. Se río para sus adentros, jactándose de lo mucho que se parecían las dos mujeres a las que más amaba y hasta dedicó un instante a recordar a su difunta madre.
Se lavó la cara, se cepilló los dientes, tomó un café y luego de vestir a su hija, partieron para la plaza. ¿Cómo iba a negarse a tan hermoso e inocente pedido? ¿Qué mejor forma de pasar el día que viendo a Luciana sonreir?

Mientras pensaba en todo esto llegaron a la plaza. Había una calesita, manejada por Atilio, el mismo viejito que muchos años antes gambeteaba sutílmente la sortija con su mano derecha, tarea que ahora realizaba su sobrino. También estaba el puestito de helados de Don Américo y había algunos toboganes y hamacas en la zona del arenero. Omar sabía por experiencia propia que Luciana querría ir diréctamente a las hamacas. El sospechaba que para ella ir a la plaza únicamente significaba ir a las hamacas. Luego de ofrecer en vano cualquier otra opción, enfilaron hacia la zona del arenero y la niña corrió hasta sentarse en el asiento para luego esperar a que su papá comience a hamacarla. Fue así que comenzó el cansador, rutinario pero gratificante esfuerzo de sacarle una sonrisa a su hija cada vez que Omar le daba un suave empujón a su espalda.

Varias veces intentó conversar con ella pero se le hizo imposible ya que la cría estaba en un mundo diferente en el que únicamente existían ella, el viento y la hamaca. Fue así como entre empujón y empujón Omar se relajó y dejó de pensar en los problemas con su jefe, con las facturas a pagar y con su mujer para  retirarse, al igual que su hija, a un mundo en el que existía sólo él, el tiempo y el espacio.
Y fue así también como Omar comenzó a sentirse confundido, había algo que cada vez que empujaba a su hija se le transformaba en pensamiento y luego volvía a desaparecer en su inconsciente. Algo estaba pasando, él lo presentía. Algo estaba mal, el lo sabía. Omar ya se había transportado a otro mundo, mucho más profundo aún, infinitamente profundo creía él, en el que no podía comprender las cosas que hace unos minutos le preocupaban. Ahora su dominio era únicamente el instante del tiempo y el punto del espacio en el que se encontraba.

En ese momento ocurrió algo maravilloso, la articulación de una idea, pero no únicamente de una idea, sino de la idea porque lo que Omar comprendió fue que todo era una idea. ¿Qué más podría haber sido sino? Cuando pudo situarse en el instante, se le hizo imposible salir de él! Omar estaba aterrado; quería escapar, quería que el tiempo continuara pero los instantes se hacían cada vez más pequeños, hasta el infinito y cuando ató cabos, comprendió que es imposible que el tiempo exista ya que para que eso ocurra tiene que ser posible que un instante suceda a otro pero, ¿quién puede conocer el mínimo valor de un instante?

Lo peor igual estaba aún por llegar porque al estar quieto en el tiempo y tener la eternidad para pensar, todo se hizo evidente para Omar. Tanto es así que llegó a entender que así como el tiempo no puede existir por el carácter ilógico y nauseabundo del infinito, tampoco el espacio era real. La distancia entre los puntos se achicaba cada vez más hasta tal situación en que una claustrofobia horrorosa se apoderó de él impidiéndole todo tipo de movimiento. Ahora todo era claro! ¿Cómo sería posible moverse si para hacerlo hay que recorrer todo el infinito? ¿Cómo es posible pasar de un punto del espacio a otro, si en el medio hay infinitos puntos?  - El movimiento es imposible! - quiso gritar, aunque obviamente no pudo.

La idea de una risa empezó a brotar en su interior y pudo ver como el cuerpo que hasta hace un rato era suyo la emulaba. Entendió Omar que el mundo que consideraba real era únicamente una percepción, pero el placer supremo lo experimentó cuando imaginó que si todo era imposible, entonces nada era imposible, entonces todo era posible.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Externalidades


"Imagine a un tipo llamado Jack que vive en una casa preciosa - se la contruyó él mismo - y vuelve a casa del trabajo el primer día caluroso del verano. Lo único que quiere es descansar y refrescarse. Así que pone el aire acondicionado al máximo. Tal vez piense un momento en el dólar o dos que pagará de más en la próxima factura de luz, pero el coste no es suficiente para disuadirle.
En lo que no piensa es en el humo negro de la central de energía que quema el carbón que calienta el agua que se convierte en vapor que mueve la turbina que hace funcionar el generador que produce la energía que enfría la casa que Jack construyó. Tampoco pensará en los costes ambientales de extraer y transportar ese carbón, ni en los peligros que acarrea. Solo en Estados Unidos, más de 100.000 mineros del carbón murieron en el trabajo durante el siglo pasado, y otros 200.000 murieron tiempo después de enfermedades pulmonares. Eso son externalidades." (Super Freakonomics)

Una externalidad es lo que ocurre cuando alguien realiza una acción, pero algún otro, sin estar de acuerdo, paga parte o todos los costes de dicha acción. Es lo que podríamos llamar de una manera más conocida, un daño colateral. Una fiesta realizada por vecinos y su ruido y el humo del cigarrillo ajeno son externalidades.
Todo lo que hacemos produce externalidades. Es normal y no necesariamente malo. La clave de la cuestión está en que cada uno de nosotros piensa que es el único inteligente que se da cuenta de determinada ventaja y que el efecto que produce es despreciable. Si solo existieran unos pocos Jacks en el mundo a nadie le importaría. Pero si se acumulan los Jacks, se acumulan sus externalidades.

Las externalidades existen, ahora, ¿cómo las aprovechamos?. Levitt y Dubner hablan de externalidades positivas y negativas. El ejemplo que dan es excelente: Hace un tiempo se hizo popular colocar la famosa barra antirrobo en el volante del auto. Definitivamente el ladrón no va a robar un auto que después no va a poder manobrar. Por consiguiente, va a decidir robar el siguiente. Por lo tanto, la barra antirrobos es una externalidad negativa para todos los que no la tienen. Por el otro lado está el LoJack o cualquier localizador. Lo que estos hacen es monitorear constantemente la ubicación del auto y cuando se roba, la policía puede buscarlo, sabiendo donde está. ¿Cuál es la diferencia? que los ladrones no saben cuál auto tiene LoJack y cuál no. Por lo tanto, deciden robar menos autos. He aquí una externalidad positiva para los tacaños que deciden no instalar el LoJack pero se benefician porque otros si lo instalaron.

Que quede claro. Ni el análisis sobre las externalidades, ni la Teoría de los Juegos nos llevan a concluir que lo mejor es un modelo al estilo Socialista o Comunista. Al contrario, creo que no hay actitud más Capitalista que apoyar a la cooperación, en este caso producida por las externalidades positivas. Considerando a groso modo al Capitalismo como un sistema que promueve la libertad, la propiedad privada y el beneficio individual, creo que la forma que empíricamente nos lleva a los mejores resultados para nosotros mismos es la que piensa también en el otro. Suena raro, lo se, pero hoy en día si querés ser egoísta te conviene ayudar a tu prójimo.
Esto no lo digo por la belleza que pueden tener los oxímoron, lo pienso de verdad. No pido actitudes altruistas, pido autointerés y egoísmo pero llevado a la práctica de una forma inteligente y no superficial.
Lo más sencillo es pensar que egoísta es el liberal y eso también produce una externalidad, lamentablemente negativa.